Como dice Lujan, creo que el mero hecho de plantearnos estas dudas ya nos indica la dirección a seguir. Por ejemplo, cuestionar si reservar un alojamiento turístico es conveniente o sería preferible optar por un hotel (aunque el precio sea superior), etc.
El siguiente paso sería preguntarse con honestidad la finalidad de nuestros viajes: dónde queremos ir, por qué y qué criterios nos llevan a decidir ese destino. Hay que ser coherentes y reconocer que, en buena parte de los casos, el lugar al que vamos no nos interesa tanto como para explotar todos los recursos que utilizaremos.
La verdadera cuestión, no obstante, y mal que nos pese, es que si somos (o vamos siendo) conscientes de la realidad y las circunstancias la única opción posible en este momento es reducir —cuando no abandonar— nuestros desplazamientos y elegir las opciones más sostenibles, ya sea por cercanas o no masificadas.
Creo que en hacerse estas preguntas está la ganancia.
La mayoría (y me incluyo, quizá no ahora pero la mayor parte de mi vida) hemos viajado sin cuestionar el cómo, ni el por qué, ni el para qué... mucho menos pensando en cómo afectan al ecosistema local nuestras visitas.
Hemos aceptado el turismo como otro consumo más, empaquetado y predigerido. Arribamos a lugares donde "hay que ir" aunque no nos interese personalmente. Ordenamos lo que "hay que comer" porque es típico o queda bien en fotos. Tachamos puntos geográficos del mapa de una lista mental que se alinea con el buen marketing.
Si cada viajere se formulase al menos una de las preguntas fabulosas que planteas en tu newsletter, creo que el turismo podría abordarse de un modo menos cuestionable.
En fin, gracias como siempre por tus palabras , Jorge. ¡Me ayudan a pensar!
Creo que hacerse esas preguntas es mucho. No hace falta tener respuesta para ellas, yo no la tengo para la mayoría: solamente con pensar sobre qué implica que viajemos, las decisiones que tomemos en destino y cómo nos relacionamos con el lugar mejoraríamos mucho.
En 3 día salgo para Mallorca y me asaltan las mismas preguntas. Creo que lo que nos diferencia de otros turistas es esa reflexión constante de no dañar, de no importunar, de no irrespetar. Quizá llegue a cometer los mismos pecados, pero sabiendo esto pido perdón y agradezco la hospitalidad...
Mi pareja y yo nos hacemos esas preguntas a diario. Nunca encontramos respuestas tajantes. A veces, nos metemos en más berenjenales, más dudas, pero a corto y largo plazo creo que lo hacemos lo mejor que podemos y sabemos.
Como dice Lujan, creo que el mero hecho de plantearnos estas dudas ya nos indica la dirección a seguir. Por ejemplo, cuestionar si reservar un alojamiento turístico es conveniente o sería preferible optar por un hotel (aunque el precio sea superior), etc.
El siguiente paso sería preguntarse con honestidad la finalidad de nuestros viajes: dónde queremos ir, por qué y qué criterios nos llevan a decidir ese destino. Hay que ser coherentes y reconocer que, en buena parte de los casos, el lugar al que vamos no nos interesa tanto como para explotar todos los recursos que utilizaremos.
La verdadera cuestión, no obstante, y mal que nos pese, es que si somos (o vamos siendo) conscientes de la realidad y las circunstancias la única opción posible en este momento es reducir —cuando no abandonar— nuestros desplazamientos y elegir las opciones más sostenibles, ya sea por cercanas o no masificadas.
Creo que en hacerse estas preguntas está la ganancia.
La mayoría (y me incluyo, quizá no ahora pero la mayor parte de mi vida) hemos viajado sin cuestionar el cómo, ni el por qué, ni el para qué... mucho menos pensando en cómo afectan al ecosistema local nuestras visitas.
Hemos aceptado el turismo como otro consumo más, empaquetado y predigerido. Arribamos a lugares donde "hay que ir" aunque no nos interese personalmente. Ordenamos lo que "hay que comer" porque es típico o queda bien en fotos. Tachamos puntos geográficos del mapa de una lista mental que se alinea con el buen marketing.
Si cada viajere se formulase al menos una de las preguntas fabulosas que planteas en tu newsletter, creo que el turismo podría abordarse de un modo menos cuestionable.
En fin, gracias como siempre por tus palabras , Jorge. ¡Me ayudan a pensar!
Creo que hacerse esas preguntas es mucho. No hace falta tener respuesta para ellas, yo no la tengo para la mayoría: solamente con pensar sobre qué implica que viajemos, las decisiones que tomemos en destino y cómo nos relacionamos con el lugar mejoraríamos mucho.
En 3 día salgo para Mallorca y me asaltan las mismas preguntas. Creo que lo que nos diferencia de otros turistas es esa reflexión constante de no dañar, de no importunar, de no irrespetar. Quizá llegue a cometer los mismos pecados, pero sabiendo esto pido perdón y agradezco la hospitalidad...
Ser consciente de ello y tratar de minimizar el impacto ya es mucho.
Mi pareja y yo nos hacemos esas preguntas a diario. Nunca encontramos respuestas tajantes. A veces, nos metemos en más berenjenales, más dudas, pero a corto y largo plazo creo que lo hacemos lo mejor que podemos y sabemos.
Un placer haberte leído.
Un abrazo 🫂
Aquí nos pasa lo mismo. De una pregunta salen más preguntas.
Muy representado