Soy un gran admirador del trabajo en restaurantes. En todas sus gamas, desde la más básica hasta la punta de la pirámide, siempre que esté bien hecho y sea honesto. Que, sí, lo sé, está feo hablar de honestidad (o de su ausencia), porque ya se sabe que todo el mundo lo hace todo bien siempre, con el mejor de los ánimos y de las intenciones, pero la picaresca y los atajos van a seguir ahí aunque nos tapemos los ojos.
En el fondo no han cambiado tantas cosas
En el fondo no han cambiado tantas cosas
En el fondo no han cambiado tantas cosas
Soy un gran admirador del trabajo en restaurantes. En todas sus gamas, desde la más básica hasta la punta de la pirámide, siempre que esté bien hecho y sea honesto. Que, sí, lo sé, está feo hablar de honestidad (o de su ausencia), porque ya se sabe que todo el mundo lo hace todo bien siempre, con el mejor de los ánimos y de las intenciones, pero la picaresca y los atajos van a seguir ahí aunque nos tapemos los ojos.