Quizás para el puente de la Constitución ya no lleguemos, aunque tal vez sí. Pero después vienen las navidades y, a continuación, una época que a mí me gusta particularmente para viajar.
Enero y febrero son meses en los que la mayoría de los destinos -salvo los de invierno, lógicamente- están tranquilos, la disponibilidad de alojamiento suele dejar de ser un problema y los precios son moderados.