Durante un tiempo, la Ruta de la Plata fue como una segunda casa para mí. O una tercera.
Entre 2010 y 2012 tuvimos casa en Sevilla y en Negreira (A Coruña), 911 kilómetros de puerta a puerta, de los cuales unos 700 atravesaban este itinerario. Un itinerario que con frecuencia hacía dos veces al mes, una hacia arriba y una hacia abajo.